Publicado en Diario de Navarra (24/1/2022)

Hoy, 24 de enero, es el Día Internacional de la Educación. Muchas cosas han cambiado en los últimos años: nuevas tecnologías, redes sociales; incluso ahora una pandemia. Todo esto supone un gran reto para la educación, que debe adaptarse a las necesidades actuales. También ha cambiado el papel de hombres y mujeres, especialmente con la incorporación de la mujer al trabajo remunerado y a todos los ámbitos de la sociedad. Las familias, la escuela y el estado han colaborado activamente en un proceso que se realizaba de manera bastante normal y discreta.

Sin embargo, desde hace poco se nos dice que tenemos que coeducar y que lo que se aleje de este concepto va en contra del progreso. Los primeros afectados son las escuelas diferenciadas, a las que se tilda de “segregadoras” y hasta se las compara con los talibanes, como sucedió hace poco en un medio de comunicación navarro. Tampoco el resto de colegios se escapa de este pensamiento bastante sectario. Por el bien de la sociedad se les impone a todos los padres que sus hijos reciban formación en coeducación, un concepto adornado con palabras bonitas como igualdad, inclusión y diversidad, que esconde en su interior ideología de género: una versión moderna de la lucha de clases, donde el hombre heterosexual es el enemigo que oprime a la mujer y al resto de colectivos minoritarios. Esto sucede porque la sociedad nos ha impuesto unos roles. De modo que la solución es prescindir del papel que juega la biología en el hecho de ser hombres y mujeres, y que cada cual se autoconstruya y elija el género que le apetezca.

Los profesores de los colegios también se ven obligados a formarse y a emitir informes de lo que han aprendido. Además, con el plan de coeducación del Gobierno de Navarra, se controlan todos los ámbitos de la vida escolar: pasillos, comedor, patio, juegos, personal de servicios, familias y espacios comunes. Incluso los libros de las bibliotecas se supervisan para que cumplan con la perspectiva de género. La universidad tampoco se libra: cursos de género, necesidad de incluir la palabrita mágica para conseguir proyectos y que el centro disponga de un plan de igualdad… Parece que el afán por equiparar a hombres y mujeres, y eliminar todo tipo de discriminación, muy loable, nos está llevando a la obsesión y a errar en el enfoque. Es algo similar a lo que le ocurrió a Penélope, esposa de Ulises, que, mientras esperaba el regreso de su marido, de noche destejía lo que había tejido de día.

Conviene reflexionar acerca de qué es realmente esencial en la educación. Desde FamiLiaE proponemos un modelo de educación integral, que aborde las diversas dimensiones de la persona con una visión antropológica sana que presente a hombres y mujeres como lo que son: diferentes, pero con la misma dignidad y, por tanto, capaces de aportar y complementarse en favor de una mejor sociedad. Además, resulta necesario mostrar las relaciones afectivo sexuales, no solo como una mera cuestión de respeto, sino destacando también la riqueza del compromiso y del proyecto de formar una familia, algo que nos deberíamos tomar en serio, pues la natalidad en España está por los suelos; por no hablar de que en Madrid hay muchos más perros y gatos que niños menores de 10 años. El hecho religioso también es muy importante en la escuela. La civilización europea se ha construido sobre la base del cristianismo y su mayor aportación es elevar al máximo nuestra dignidad como personas, haciéndonos hijos de Dios. Pero por desgracia la moda consiste en marginar la asignatura de religión, algo que también afecta a la filosofía, progresivamente suprimida en el currículo de las últimas leyes de educación. Además, en la nueva ley, la historia no se abordará de forma lineal desde los tiempos más antiguos, sino que se seleccionarán unos temas fácilmente afines a intereses políticos e ideológicos. Incluso otras materias reducen su temario. Se aduce que es necesario potenciar la educación emocional y desarrollar la capacidad investigadora de los alumnos, lo cual es muy importante y deseable, pero todo no esto no se logra sin una buena base, porque así seguiremos por debajo de la media de la OCDE, como en el último informe Pisa. Además, el coeficiente intelectual está bajando a nivel mundial. La digitalización de la sociedad es un importante factor, pues nuestra mente cada vez se esfuerza menos, pero también creemos que influye que apenas se pide memorizar y que los conocimientos que se transmiten ya no son tan amplios. En cambio, los grandes pensadores de la historia contaban, en su mayoría, con una amplia formación multidisciplinar. A muchos, además, les apoyaban sus padres, dedicándoles ratos de calidad (algunos hasta los educaban en casa), lo que demuestra la importancia de la familia en la educación de las próximas generaciones.

Firmado: Ignacio Del Villar – secretario de FamiLiaE (Familias por la Libertad de Educación)

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